"Aquellos que me sigáis, cumpliendo mis palabras, consejos, ejemplos y obras, seréis más perseguidos, pero con Dios por mi medio, al fin venceréis".
La persecución del mal, ¿contra quién va? Nada cuesta decidirlo; va contra el bien. Mas el bien jamás va ni puede ir contra el mal, sino que va hacia el mal para atraerlo, convencerlo, arrepentirlo y corregirlo; en suma, hacerlo esencia-pura-Dios. Tal como decía nuestra Madre: "El mal va a la regeneración y el bien para la protección del mal". ¿No fueron perseguidos Jesús y nuestra Madre? ¿Y los mártires, no son aquellos seres en la santidad, perseguidos por el mal? Recordemos al primer Mártir San Sebastián, muerto a pedradas en Jerusalén por defender la religión de Cristo. “Si supierais, hijos queridos, cuánta amargura y la hiel de la vida que hay que pasar, por hablar la verdad”. Más clara sea la manifestación de la verdad, más perseguidos para hacerla callar.
"Mirad hijos: Jesús no vino para que lo adoréis, sino para que lo imitéis. Yo tampoco he venido para que me adoréis, mas día llegará que también lo haréis conmigo. Adorar es más fácil. ¿Para qué sirve la adoración? Es un acto de hipocresía (dicha expresión sin ánimo de ofender, sino para explicar que podrá tener sentimiento, el que adora, conforme a la piedad, virtud y devoción, pero acabado el acto en el devocionario, se vuelven a cometer iguales o peores actos y hechos de lesa humanidad)".
Lo que la Madre nos enseñó, con sus palabras y ejemplos, es la misericordia divina. En vez de “prometer” enmienda, hay que cumplir, por eso dijo la Madre: “LA PALABRA ES FÁCIL, LA OBRA ES LO ESENCIAL”.
"Basta que haya uno en la familia, por medio de éste irán todos. Ya sé hijos, que no podéis como queréis; no se puede como se quiere, sino como se puede; así que tened paciencia, que gota a gota se llena el cántaro de agua".
"Mirad hijos: debéis hacer el bien sin mirar a quien, clase, color, condición, ni religión. El bien por el bien mismo es la Ley del Señor. No miréis a quién vais a hacer el bien si es chico o grande, pobre o rico, criminal, vicioso o corrompido, de una u otra religión. Cumplid vosotros que cumplido lo tendréis. Si os agradecen, bien; el agradecimiento es de Dios, y sino igual; el bien debéis hacerlo sin esperar recompensa alguna, por sentimiento".
“La verdadera grandeza en el Universo es la Fe en Dios y la Regeneración de la Humanidad”.
“Cuando comencé esta sagrada misión me llamaron la 'dama del manto negro'. Después me dieron un título más cariñoso: 'hermana María'. Hoy me dais el título de 'Madre María'. Pero...cuidado, hijos!, porque falsas Madres Marías, falsos Apóstoles y falsos profetas querrán ocupar mi sitial.
Quedaos con ésta, la primera; que no te receta yuyos ni drogas, que no te adivina la suerte a través de las cartas, ésta que solo te habla de la fe en Dios y la Religión de Cristo”.
Si venís a mi Templo para aliviar un dolor o enfermedad, te equivocáis, porque al mundo se viene a sufrir, porque el sufrimiento es el vehículo que nos lleva a la purificación; pero con Dios en el alma, el sufrimiento es tres veces menor, él eleva el espíritu a Dios, y día llegará en que seréis oídos; no porque Dios nos castigue, Dios no castiga a nadie, nosotros mismos nos castigamos por nuestra desobediencia, y Él no tiene en cuenta los defectos de sus hijos para castigarnos ni deja que otro los martirice, pudiéndolo Él evitar, mas Él no puede como quiere, sino como puede, hay que darle facilidad; nosotros venimos de otras vidas con nuestro espíritu todavía imperfecto que acá venimos a perfeccionar, ya que ésta es la escuela de Dios.
Por eso: ¿Queréis que os enseñe lo que fue bueno para mi, para sanar de mis males? Tener fe en Dios, Jesús y María; y nosotros Madre, tenemos fe.
El secreto hijos, es sanar el espíritu, pues es el enfermo; por eso ni medio cuerpo sano hay.
Entonces hermanos: ¿Cuál es el secreto? Es el cumplimiento de aprender y comprender el evangelio de Dios por su medio.
Es llevar a Dios en el corazón, palabra y pensamiento, por añadidura vienen buenas enseñanzas, buenas palabras y buenas obras; y por supuesto, la sanación.
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Te pido padre celestial y a ti Madre María la paz Universal, la salud de todos los enfermos del mundo, la unión en todos los hogares, el trabajo para todos los que lo necesitan.
Que haya amor y respeto entre todos los seres humanos.
Que no haya más guerras, terremotos, inundaciones, plagas, ni pestes en los animales.
Protege mi hogar y familia.
Líbrame de todo mal pensamiento, envidia y maldad. Concédeme resignación y conformidad frente a las duras pruebas de la vida.
Dame lucidez y fuerza al cuerpo y espíritu para luchar y vencer.
Gracias Madre querida por todo lo que me das para mi felicidad.